El estrés es un proceso psicológico normal que se origina cuando se presenta una fuerte exigencia que no se puede evitar y la persona no sabe cómo responder a ella, el organismo moviliza mucha energía adoptando una actitud de alarma que conlleva unos cambios fisiológicos.
Si la respuesta de alarma se hace demasiado intensa o si se prolonga durante mucho tiempo, el estrés puede pasar de ser un mecanismo adaptativo a ser un serio problema de salud, que se traduce en insomnio, nerviosismo, ansiedad, dolores de cabeza, dolores musculares, estreñimiento, diarreas, digestiones pesadas, hipertensión etc.
Si la situación de estrés se mantiene aumenta la impaciencia, la rabia y disminuye la tolerancia a la frustración; y si el estrés continua el organismo entra en una fase de agotamiento donde hay una merma de las funciones cognitivas como incapacidad de tomar decisiones, falta de atención y de reacción. En muchas ocasiones se recurre al alcohol, las drogas o los fármacos generando un problema de adicción añadido.
La terapia psicológica es la clave para detectar situaciones y manejar el estrés y así evitar sus consecuencias, a través del aprendizaje de estrategias para superar la ansiedad y recuperar la seguridad personal.
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