Amar es un acto. No te fatigues en pensar: ama.
Emilia Pardo Bazán.
Las obsesiones pueden inundar tu razón en momentos delicados de tu vida, pueden hacer temblar tus cimientos hasta tal punto que no te reconoces, porque las verdades que te definen se han desvanecido. Cuando esto sucede, dudas de tus creencias más estables, como por ejemplo si continuas amando a tu pareja.
Los pensamientos recurrentes que nublan tu mente pueden ser en forma de preguntas a las que respondes, creando un cortocircuito que alimenta tu duda. Te viene a la mente: “¿le amo?, no le amo, si le amara me sentiría contenta de estar a su lado, ¿será que ya le he dejado de querer?, si le quisiera tendría ganas de estar con él…”.
Son las dudas patológicas, es decir, aquellos pensamientos que vienen en forma de preguntas a las que tratamos de dar una respuesta de SÍ o NO, pero si bien es verdad que hay preguntas que tienen respuestas concretas como que Madrid es la capital de España, cuando nos adentramos en el terreno emocional no ocurre lo mismo.
Siguiendo el precepto de Immanuel Kant: “Antes de esforzarse en buscar la respuesta se debe valorar la corrección de la pregunta”. Si la pregunta es incorrecta, no puede haber una respuesta correcta. Hay muchas preguntas que no tienen respuesta o que su respuesta es inaceptable porque simplemente están mal planteadas, dichas preguntas son indecidibles o indeterminadas, y juegan un papel protagonista en el desarrollo de las obsesiones y las dudas patológicas, ya que generan mucha ansiedad si las contestamos.
Las dudas patológicas son preguntas con alto contenido emocional, se refieren a ideas o sentimientos abstractos e incuantificables, por ejemplo hacen referencia al amor que siento por una persona, que no se puede medir objetivamente.
Cada señal, cada comentario, cada conducta nuestra o del prójimo es interpretada a favor o en contra de tu argumento, por lo que te pasas el día contrastando reiteradamente la información: “si no me excito significa que he dejado de amarle”, “como estoy triste significa que no le quiero”, etc.
Tratando de dar una respuesta lógica a nuestras preguntas quedamos atrapados en un laberinto sin salida, porque al responder se abre infinidad de nuevas preguntas, hasta colapsar a la persona y generarle una ansiedad tal que le impide concentrarse en su trabajo, dormir y desempeñar sus actividades cotidianas con normalidad.
Contestar a esas preguntas implica probar y comprobar para tratar de hallar la solución, es decir, descartar o aceptar la hipótesis, y sea cuál sea la respuesta (sí o no) ésta no tranquiliza sino que crea una nueva pregunta ansiógena.
¿Cómo alimentamos las dudas patológicas?
• Respondiendo a las preguntas que nos invaden la mente. Te viene una pregunta y respondes a ella, y cada respuesta abre una nueva pregunta hasta que se vuelven infinitas y las dudas gobiernan tu vida.
• Les planteas tus dudas a las personas cercanas para que te tranquilicen, pero no obtienes ese objetivo sino mayor malestar. Cada argumento que te dan, ya te lo has dado tú mismo y dudas aún más.
• Te pones a prueba, buscas la VERDAD ABSOLUTA, compruebas si la pregunta es verdadera o falsa, te comparas y no te reconoces, “ya no siento lo de antes” y dudas más.
El tratamiento psicológico contra la duda patológica.
En este punto te encuentras fuera de tí, con una elevada ansiedad que se traduce en dolores musculares, de cabeza, de mandíbula, la propia activación mental de las obsesiones y dudas provoca la tensión muscular suficiente para provocar dolor en diferentes partes de tu cuerpo.
Las emociones se trastocan, pueden aparecer pensamientos de tu pasado que empiezan a atormentarte. La tristeza, la rabia, la culpa pueden invadirte hasta llegar a ser incapaz de tomar la mínima decisión.
Por medio de la Terapia Breve Estratégica, terapia psicológica altamente eficaz para este tipo de Trastornos de ansiedad, podremos eliminar la fuente de alimentación de las dudas patológicas.
La terapia se basa en un principio básico: eliminar tus “soluciones intentadas”, constructo operativo formulado por primera vez por el grupo de investigación del Mental Research Institute de Palo Alto (Watzlawick, Weakland, Fisch,). Son las reacciones y comportamientos que has puesto en práctica para afrontar tus dificultades las que han afianzado tus dudas patológicas.
¿Cómo debes actuar?:
• Nunca respondas a tus dudas, las preguntas te vienen pero tú tienes el poder de decidir NO responderlas.
• No trates de cortar tus obsesiones, cuanto más lo intentas más te persiguen. Da un espacio diario concreto para llamar a los pensamientos indeseables.
• Ponte en manos de un psicólogo para manejar tus dudas y sus efectos colaterales.
La lección más importante que el hombre puede aprender en vida no es que en el mundo existe el miedo sino que depende de nosotros sacar provecho de él y que está permitido transformarlo en valor.
Rabindranath Tagore.
Belén Silván Oró. Licenciada en Psicología. Colegiada nª M-12091.
Especialista en Terapia Breve Estratégica. Especialista en Intervención en Ansiedad y Estrés. Especialista en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica. Experta en Hipnosis Ericksoniana. Experta en Neuropsicología Clínica y en Rehabilitación Neuropsicológica del Deterioro Cognitivo.
Hola Belén! Me ha encantado leer tu nuevo artículo. Es bueno saber que no es necesario responderse todas las preguntas que cruzan por nuestra mente. Tomaré nota!! Un gran abrazo desde Panamá!!
Un artículo para la reflexión como todos los que escribes. Muchas gracias