El suicidio

 

El suicidio es considerado una de las principales causas de muerte en  todo el mundo (Goldsmith et al., 2002), siendo un objetivo primordial prevenir su cometido.

La Organización Mundial de la Salud considera el suicidio como un problema de salud pública que afecta a comunidades y países, con efectos mantenidos en el tiempo para los allegados y familiares de las personas que lo cometen, cobrándose anualmente cerca de 800.000 vidas (sin contar los intentos fallidos de suicidio).

Según el Instituto Nacional de Estadística de 2016 el suicidio sigue manteniéndose como la principal causa externa de muerte, con 3.669 fallecimientos en España, siendo la primera causa en los hombres (seguida de las caídas accidentales y los accidentes de tráfico), y la tercera entre las mujeres (por detrás de las caídas accidentales y del ahogamiento, sumersión y sofocación).

El acto deliberado de quitarse la vida abarca un continuo desde la ideación suicida o tener fantasías recurrentes de matarse, para acabar con el sufrimiento, la realización de amenazas de quitarse la vida, tentativas de suicidio y por último la consumación.

Los factores de riesgo más evidentes son los pensamientos de suicidio y el historial de intentos de suicidio. Las personas que han intentado suicidarse tienen una probabilidad muy alta de volver a intentarlo, pero también aquellas que fantasean con matarse.

El suicidio es un problema silenciado por la comunidad, se esconde por miedo o vergüenza, no se habla de ello ni en la sociedad, ni en la propia familia. Y difícilmente de esta manera puede existir una ley nacional de prevención del suicidio en España.

Existen muchos factores de protección personales frente al suicidio, como las habilidades de comunicación, la capacidad de resolver problemas, la autoestima elevada, la capacidad para gestionar las emociones negativas, el desarrollo de la resiliencia.

La familia también puede jugar un papel importante en la protección frente al suicidio, fomentando el equilibrio emocional y el respeto mutuo, apoyando a sus miembros y  fomentando el dialogo.

Es importante aprender a ver las señales de alerta, verbales y no verbales, que desprende la persona que está pensando en suicidarse para pedir ayuda profesional al psicólogo y al médico.

 

Descubre más información en los siguientes artículos del blog:

Abre los ojos ante el suicidio: guía para familiares.

GUÍA PARA FAMILIARES: Los factores protectores frente al suicidio.

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