Paranoia y Manía de persecución
Todo lo que es creído existe. Paul Watzlawick.
La paranoia engloba una variedad de problemas cuyo denominador común es la férrea creencia de que una persona (paranoia) o más (paranoia con manía de persecución) le observan, le juzgan o le quieren perjudicar, lo cual bloquea el presente de la persona, generando un gran sufrimiento y a menudo conductas bizarras.
Aunque siempre hay un dato objetivo que respalda la creencia, es amplificado con la interacción con los demás.
La persona con esta problemática está convencida de que su pareja le va a traicionar (celos patológicos); o tiene la creencia de que despide un mal olor corporal; o cree que los demás piensan que es homosexual; o está seguro de que su jefe va por él; o cree que hay un complot familiar en su contra; en definitiva desconfía de los demás.
El punto de atención está fuera del sujeto, en el otro que me juzga, me rechaza, gestándose un sentimiento de rabia hacia los demás y una actitud defensiva. La persona que sufre de este trastorno puede aislarse observando a los demás con recelo o por el contrario se enfrenta a ellos con más o menos agresividad.
En ambos casos su creencia se ve reforzada por el aislamiento o por la provocación que encuentra respuesta en el otro persistiendo así el trastorno.
Tratar de convencer a la persona de que sus pensamientos son erróneos solo fortalecerá su creencia, por lo que la terapia psicológica se hace esencial para superar el trastorno.
La Terapia Breve Estratégica tiene un protocolo de acción específico que se muestra muy eficaz para estas personas paralizadas por la desconfianza que son incapaces de construir nada.
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