Trastornos obsesivos
Una obsesión vivida hasta la saciedad se anula en sus propios excesos. E.M. Cioran.
Las obsesiones son pensamientos repetitivos que invaden la mente y hacen sufrir, pueden incluir temas muy variados desde fracasos y eventos no aceptados, preocupaciones económicas, imágenes sexuales, la posibilidad de ser homosexual, hasta las formas más graves de pensamientos de dañar a los demás en contra de la voluntad. La persona trata de bloquear dichos pensamientos pero obtiene el efecto opuesto y en otras ocasiones repasa una y otra vez sus pensamientos siendo incapaz de desconectar.
Los pensamientos repetitivos pueden venir en forma de DUDAS PATOLÓGICAS, es decir, son preguntas a los que trato de dar una respuesta racional que no existe “¿me querrá para siempre?”, o son dudas constantes que inundan mi pensamiento y me imposibilitan decidir entre dos opciones “¿me compro esta blusa o esta?”.
Tanto en el caso de las obsesiones como en la duda patológica el pensamiento se convierte en nuestro enemigo, por lo que la Terapia Breve Estratégica a través de una intervención focalizada en la manera de gestionar los pensamientos, creará el cortocircuito que deje de alimentar el trastorno.
Las tendencias obsesivas hacen referencia a la necesidad de tener el control de la situación en todo momento, a seguir unas reglas muy estrictas, creando paradójicamente la pérdida de control. El exceso de control también se traduce en la incapacidad de delegar, que produce un gasto de energía innecesario, sobrecargando a la persona.
Generalmente la persona experimenta una fuerte ansiedad, arranques de mal humor o ira declarada ante el mínimo cambio de planes. A menudo se toman demasiadas precauciones ante las futuras dificultades, no aprendiendo a gestionar las situaciones directamente, no se construye una resilencia, lo cuál genera una sensación de incapacidad. Las consecuencias se manifiestan con problemas en la esfera social, laboral, familiar y sexual.
Todo plan requiere de cierta flexibilidad para que sea eficaz y productivo, la rigidez nos hace esclavos de nuestras normas, bloquea nuestra espontaneidad y nos impide disfrutar una vida plena. La terapia estará orientada a beneficiarnos del pequeño desorden que mantendrá el orden y a romper el sistema disfuncional que ha creado la persona.
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