Algunos encuentran el silencio insoportable porque tienen demasiado ruido dentro de ellos mismos.
Robert Fripp.
Las habilidades sociales son un conjunto de comportamientos interpersonales que van a facilitar que las personas participen de manera eficaz en las relaciones con otras personas.
Las habilidades sociales se aprenden y adquirieren mediante la observación, mediante la imitación y el ensayo e incluyen comportamientos verbales (contenido del discurso, tono, ritmo, voz) y no verbales (postura, mirada, expresión facial y contacto físico).
Las habilidades sociales apropiadas van a producir una gran satisfacción personal porque facilitan la consecución de objetivos y aumentan las respuestas positivas del propio medio social, en definitiva nos hacen más felices.
Ser asertivo significa que tú mismo y otras personas conocen lo que tú quieres, lo que te gusta, consiste en tener las habilidades sociales desarrolladas para expresarnos libremente sin hacer daño a nuestro prójimo y siendo fieles a nosotros mismos, en definitiva relacionarnos sin agresividad, ni pasividad.
Las personas que no son asertivas se sienten obligadas a hacer lo que no desean, a dejarse llevar por los demás en contra de su voluntad, generalmente se muestran pasivas dejando que ciertas personas con más carácter las avasallen y manipulen, creándoles un malestar interno que se refuerza con cada consentimiento indeseado.
Otras personas no asertivas por el contrario pueden reaccionar con agresividad ante cualquier muestra de intercambio social, son bruscas al decir las cosas, se manifiestan malhumoradas ante las demandas y no son capaces de decir apropiadamente las cosas sin herir a los demás, por lo que obtienen el rechazo.
Ser pasivo consiste en ceder ante las exigencias de los demás sin que estemos convencidos de ello, es decir, no tener en cuenta nuestras necesidades y dejarse llevar por la manipulación o por personas más asertivas o agresivas. La persona pasiva normalmente se comporta de esta manera para no entrar en discusión y es un patrón cotidiano de conducta, generalmente no se atreve a declarar sus derechos prefiriendo evitarlos con su sumisión.
Las personas más agresivas socialmente necesitan víctimas a quien manipular, por lo que las personas con falta de habilidades sociales que tienden a la pasividad son un imán para ellas, porque saben que van a acabar cediendo ante sus demandas.
Con este equilibrio malsano la perjudicada es la persona pasiva porque su sumisión constante aumenta el miedo a ser rechazado por los demás, alimenta la inseguridad en sus propios recursos dañando seriamente su autoestima.
Las habilidades sociales se entrenan, no se nace con ellas, uno puede tener cierta facilidad o un ambiente más favorecedor, pero lo que está totalmente demostrado es que la asertividad se debe practicar para integrarla en nuestra forma de actuar para que surja con naturalidad. Lo deseable es ser asertivo, dejando atrás la pasividad o la agresividad en nuestras relaciones sociales.
La falta de asertividad puede convertirse en el motor de los pensamientos obsesivos:
La falta de asertividad puede generar un sin fin de pensamientos tóxicos que invadan la mente sin descanso, son las obsesiones que repasan una y otra vez el deficiente desempeño en una situación social determinada.
Las obsesiones fruto de una falta de asertividad se caracterizan por ser muy frecuentes, invasivas, se centran en los errores o desastres del pasado, en aquello que no podemos cambiar. La persona se auto-inculpa por haber hecho o por no haber actuado de una determinada forma, entrando en una espiral obsesiva de la que no puede salir sin ayuda psicológica.
La culpa por haber obrado mal, por no haber hecho lo que uno deseaba, por no haber dicho lo que uno quería decir, genera sentimientos molestos, a veces de rabia, en forma de calificativos negativos hacia nuestra persona: “Soy un estúpido, tenía que haber dicho que quería el trabajo”, “Me quedé parada, soy una incapaz, no pude decirle que no quería ir a cenar” etc.
Normalmente la persona rumia esos pensamientos y se lamenta de las injusticias, por lo que el trabajo del psicólogo se centrará en lograr trasladar el pasado al pasado y atribuir la responsabilidad al propio paciente, sólo así podrá ser artífice de un cambio.
En la psicoterapia se utilizan diversas técnicas entre las que destaca el esplendor de los desastres, que consiste en escribir diariamente todos los fracasos retrospectivamente, como si la persona realizara un viaje metafórico por el interior de un túnel desde el momento presente hasta llegar a la casilla de salida cuando estaba bien. De esta manera las heridas cicatrizan y las obsesiones ceden.
Estas obsesiones están unidas a sentimientos de culpa, rabia, vergüenza, tristeza y están relacionadas con la percepción que tiene la persona de sí misma: de su torpeza al gestionar las relaciones y de su incapacidad de logar sus objetivos.
Objetivamente las afirmaciones anteriores son ciertas porque al no ponerse a prueba en las situaciones sociales y no arriesgar por miedo al rechazo, la persona se vuelve torpe socialmente hablando. Normalmente, estas personas, anticipan catástrofes manteniéndose a flote el miedo al rechazo de los demás, factor importante que alimenta la evitación y la pasividad y mantiene a régimen el intercambio social.
Son frecuentes los pensamientos de desconfianza hacia uno mismo del tipo: “No estoy a la altura”, “podrían rechazarme”, entonces me retiro del grupo para defenderme de la situación de poder ser rechazado, así lanzo un mensaje de rechazo a los demás, encontrando la confirmación a mis miedos.
Un objetivo terapéutico será inmunizarse contra el miedo al rechazo, asumiendo pequeñas dosis programadas diarias de rechazo, para ello solemos utilizar en terapia la técnica psicológica del pequeño no, que consiste en buscar un pequeño rechazo diario en vez de intentar ser aceptado. Quien sabe, quizás no encuentre lo que busque y por otra parte consigo un objetivo importante: empiezo a movilizarme.
Las técnicas psicológicas deben ser puestas en práctica dentro de un proceso terapéutico y a manos de un psicólogo experto. No debemos intentar ser nuestro propio psicólogo, es fundamental llegar a la base del problema que ha alimentado tanto el miedo al rechazo como los pensamientos obsesivos.
Por ejemplo, cuando existen obsesiones es importante excluir la presencia de un acontecimiento traumático que esté influyendo en el presente, porque si no se elabora mediante un tratamiento psicológico adecuado, la persona tendrá debilitados sus recursos y no obtendrá avances en su asertividad.
El paso final será instruir a la persona en asertividad y en el manejo de sus situaciones sociales conflictivas, mediante un entrenamiento en sus habilidades sociales, por ejemplo, podría ser marcar límites, aprender a decir no, aprender a pedir, expresar una queja, defender los propios derechos, tomar decisiones, interaccionar con personas de estatus diferentes etc.
Algunos consejos para empezar a practicar la asertividad:
• Reflexiona sobre tus virtudes y sobre lo que te gusta hacer.
• Reflexiona sobre tus derechos, porque tienes derecho a expresar tus sentimientos, pensamientos y opiniones.
• Reflexiona sobre tus metas, busca y sigue un rumbo, no hay ningún viento favorable para quien no sabe a qué puerto se dirige (Shopenhauer).
La Terapia Breve Estratégica posee un tratamiento psicológico enfocado a fortalecer al individuo en su desempeño social e interrumpir aquello que alimenta el problema.
Lo mas importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no.
Gabriel García Márquez.
Belén Silván Oró. Licenciada en Psicología. Colegiada nª M-12091.
Especialista en Terapia Breve Estratégica. Especialista en Intervención en Ansiedad y Estrés. Especialista en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica. Experta en Hipnosis Ericksoniana. Experta en Neuropsicología Clínica y en Rehabilitación Neuropsicológica del Deterioro Cognitivo.
Hola Belén! Como siempre, un excelente artículo!!
Siendo asertivos somos más felices y además, hacemos felices a los demás. Es genial estar con alguien que dice sí cuando quiere decir si y no cuando quiere decir no. Muchas gracias por tu trabajo!!
Muchas gracias Abigail. No hay nada como sentirte libre.