Cuando una persona empieza una terapia psicológica con frecuencia se encuentra muy debilitada hasta el punto de no reconocerse, y cuando exploras sus creencias te suelen decir frases como ésta: “siempre me han dicho que no puedo y me lo he creído”.
Este tipo de comentarios seguidos de un estilo de vida derrotista son muy dañinos porque van erosionando la autoestima de la persona, conduciendo su propia valía a niveles mínimos.
La baja autoestima se materializa con el abandono de cualquier intento de realizar algo que se desea, consiste en acomodarse con lo que la vida te da, quedarse en el lugar seguro, bajo el amparo de las personas cercanas para realizar la mínima acción.
La baja autoestima puede estar relacionada con la sensación interna de no merecer algo mejor, la persona mira al presente y al futuro con aprensión, no se atreve a soñar por miedo a conseguirlo porque está convencida de que no sabrá manejar la situación.
De alguna manera, esto es cierto ya que quien posee una baja autoestima se ha sobreprotegido, no se ha expuesto como los demás a las diferentes situaciones de la vida, no ha experimentado el éxito ni el fracaso, tan importantes para generar confianza en las propias capacidades.
Tener baja autoestima consiste en tirar la toalla ante la mínima dificultad o contrariedad. Se necesita constantemente del consejo y de la reaseguración del otro: ¿crees que lo haré bien?, y dudando de uno mismo se es incapaz de actuar sin previo asesoramiento. Se delega tanto en la toma de decisiones como en la realización de acciones cotidianas.
Las personas con baja autoestima son fácilmente manipulables, se sienten inseguras de sus capacidades y ante la mínima atención del prójimo quieren agradar por lo que es frecuente que cedan ante las demandas de los demás, aunque éstas sean abusivas.
Su deseo de aceptación y el miedo al rechazo les hace perder la perspectiva sobre los límites que deben aceptar y por lo general acaban sometiéndose para no tener enfrentamientos. Se pide perdón constantemente, no se tiene el mismo derecho que los demás.
Las consecuencias de mantenerse en un umbral bajo de autoestima demasiado tiempo son devastadoras:
- Relaciones insatisfechas: dependencia extrema, timidez, se permanece en segundo plano, a la sombra de otra persona más fuerte, psicológicamente hablando.
- Conformismo: Se tiene la sensación de no merecer una pareja mejor, un trabajo mejor, una vida más feliz, viviendo por debajo de las posibilidades.
- Inmovilización y aislamiento: No se entra en juego, uno se abstiene de las relaciones que desea, se deprime.
- Entierras tu proyecto de vida o historia personal: que es aquello que siempre deseaste hacer.
La autoestima no se mantiene estable, puede variar en una misma persona a lo largo de su vida, dependiendo de los acontecimientos que se viven y de cómo se afrontan.
Podemos aprender a fortalecer nuestra autoestima tomando las dificultades como retos, con actitud de lucha, ello nos ayudará a tener una visión más fuerte de nosotros mismos y proyectar un cambio.
Un punto de partida es empezar a ser sincero contigo y también con las personas que quieres, esto va a significar poner limites a los demás si te sientes incómodo con sus demandas, un “no” a tiempo te ahorrará mucho sufrimiento. Un psicólogo podrá ayudarte en este camino de fortalecimiento.
Cuando quieres una cosa, todo el universo conspira para que realices tu deseo.
“El alquimista” de Paulo Coelho.
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Belén Silván Oró. Licenciada en Psicología. Colegiada nª M-12091.
Especialista en Terapia Breve Estratégica. Especialista en Intervención en Ansiedad y Estrés. Especialista en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica. Experta en Hipnosis Ericksoniana. Experta en Neuropsicología Clínica y en Rehabilitación Neuropsicológica del Deterioro Cognitivo.
Fantástico. Deberíamos recordar este mensaje de vez en cuando.
Gracias por tu comentario Rocío, merece la pena intentar desterrar esos mensajes que nos hacen tanto daño.