Ataques de pánico con y sin agorafobia
Quien ha tenido un ataque de pánico ha muerto 100 veces y no una sola vez. Seneca.
Un ataque de pánico es una fuerte descarga fisiológica que aparece de manera brusca aumentando rápidamente su intensidad hasta llegar a un punto tan elevado que empieza a disminuir. Es común pensar que se está sufriendo un ataque cardiaco por lo que la persona acaba en urgencias.
Tras descartar la patología orgánica, la persona empieza a desarrollar un miedo a poder sufrir un nuevo ataque por lo que inicia a evitar situaciones o se hace acompañar si debe afrontarlas, alimentando así el miedo a perder el control o enloquecer ante un nuevo ataque, o aumentando el miedo a morirse de miedo durante el mismo.
La persona se auto-observa desarrollando en poco tiempo una sensibilidad extrema a los cambios físicos de su organismo, donde cualquier señal es índice de alerta y en los casos más extremos la persona acaba aislándose en casa, por desgracia para descubrir con el tiempo que no hay ningún lugar seguro.
La agorafobia puede asociarse a los ataques de pánico y es la evitación de espacios cerrados o abiertos por miedo a poder sufrir un ataque inesperado.
Los ataques de pánico con o sin agorafobia logran superarse a través de la Terapia Breve Estratégica, que posee un protocolo de tratamiento específico para aprender a cabalgar el miedo, mediante un entrenamiento paradójico en el que exasperando éste se reduce, para que en pocas sesiones la persona sea capaz de volver a su vida cotidiana.
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